Alberto García-Alix

(León, 1956). Su relación con la fotografía comienza en 1976. Su mirada a través del objetivo es directa, frontal, dotando a sus fotografías de un carácter documental basado en sus propias vivencias. Siguiendo el procedimiento de los clásicos, se decanta por el blanco y negro, de lo que resulta una fotografía depurada y simple, exenta de manipulaciones, que ofrece una sensación de inmediatez. Retrata a todo tipo de personajes que encuentra, pero siente una mayor afinidad por los ambientes marginales y los suburbios: yonquis, presos, estrellas del porno y amantes del tatuaje. Además de su labor como fotógrafo ha dirigido cortometrajes y documentales. En 1999 obtiene el Premio Nacional de Fotografía.