Las comunidades se componen de hasta 15 cúpulas de tierra, cada una con una función diferente y determinada totalmente por la necesidad del grupo familiar. A pesar de no parecer viables en el tecnológico y “avanzado” mundo de hoy, las viviendas Musgum nos entregan un gran ejemplo de arquitectura sostenible por el sólo hecho de cumplir a la perfección con su “encargo”: sin adornos ni excesos, responden con justeza a las necesidades de sus usuarios y aprovechan al máximo el principal material disponible en la zona.
¿Que podemos rescatar de este ejemplo? Revisa las operaciones de diseño que determinan su estructura, su composición espacial y su imagen exterior, después del salto.
Por muchos años se pensó que las viviendas Tolek habían desaparecido totalmente, ya que en el año 1930 el colonialismo francés invadió la zona, generando cambios en las estructuras sociales, la aparición de enfermedades y la migración de muchos de sus habitantes. Pero éstas seguían en pie y el turismo jugó un papel vital en la popularidad recuperada de las viviendas durante los años ’90, con la inversión de la agencia de desarrollo estadounidense USAID. Fue así como empezaron a aparecer nuevamente, aumentando su número y restaurando un pasado cultural de alto valor arquitectónico.
Tradicionalmente, las casas Musgum tienen un diseño en el que la unidad del padre está situada en el punto más importante y las unidades de los demás miembros de la familia se ubican alrededor. Esta configuración es el resultado de los objetivos y necesidades del grupo unificado. Las construcciones se agrupan en un círculo que se puede componer hasta de quince chozas y el muro que las envuelve indica que todas ellas pertenecen a una misma familia.
No todas las casas tienen el mismo tamaño, ya que esto depende totalmente de su función. El espacio entre las chozas también tiene una finalidad definida: una zona para el ganado, una zona de juegos infantiles y una zona destinada a los consejos de familia.
Sus fachadas cuentan con diferentes patrones geométricos y siguen la forma de una gran concha, mientras que la puerta está destacada y realmente marca la entrada al hogar. A pesar de no tener fundaciones, su estructura es muy sólida; los muros más gruesos se ubican en la base y los más delgados en la parte superior, asegurando su resistencia estructural.
Sus paredes están altamente texturadas, lo que permite individualizar las superficies a través de diferentes tipos de “venas” que funcionan como drenaje para el agua. Estas “venas” permiten a sus habitantes trepar a lo alto de las cúpulas para su mantención. La parte superior de las casas tiene una abertura para permitir la circulación del aire.
Las viviendas Musgum se encuentran en las llanuras de Camerún y en algunas zonas de Chad, donde la madera y la piedra no están disponibles en el entorno directo. Es por eso que se utiliza la tierra de modo artesanal, sin necesidad de molde o encofrado. El uso de este material en los muros de gran espesor no sólo mantiene la casa fresca sino que también libera bajísimos niveles de CO2.
La elección de la tierra, su preparación y la cantidad de agua necesaria sólo son conocidas por los constructores locales. A pesar de ser un proceso bastante lento, esta técnica presenta la ventaja de utilizar un mínimo de herramientas y muy simples, y de necesitar una mano de obra mínima. Lamentablemente, la mayor parte de este conocimiento se ha perdido en los últimos años con el espejismo del “desarrollo moderno”, pero se espera que se recupere gracias al interés que ha generado en el ambiente del eco-turismo.
Referencia: Architecture in Development / Imágenes Vía Panoramio, usuarios: Patrick Lapierre / Maremagna; Vía Flickr, usuario bilou
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