Acampada Sol, algunos “porqués” de la espiritualidad / Comisión de Amor y Espiritualidad 15M


Hola, aquí Iván.
acampada sol, comisión espiritualidadEstuve en la comisión de espiritualidad en Sol, en sus asambleas, etc., durante mucho tiempo desde que se construyó (esta “comisión” no estaba desde el principio).
Por mucho que cueste entender o leer esto, estoy convencido de que este asunto, el de “la espiritualidad”, es el único lugar desde donde “r-evolucionarnos” verdaderamente. ¿Por qué? Porque las enormes dimensiones del cambio posible de lo “exterior” están en relación con las enormes dimensiones del cambio posible, del “desapego” posible, también en nuestro interior, o desde nuestro interior: en nuestras creencias, nuestros condicionamientos (lo que se nos ha enseñado a pensar, a discernir, y que se ha instalado muy profundamente en nosotros, sobre salud, energía o sobre la historia y nuestra realidad “física” más fundamental).
No conocía a nadie de quienes rondaban tal “comisión”, y hubo y hay algunos encuentros muy bonitos.
Es una auténtica maravilla colocar en la Puerta del Sol este aspecto, un aspecto cualquiera en cualquier centro social, el aspecto espiritual, colocarlo en una carpa en mitad del templo del consumo y en parte también del horror —o de la centralización “imperial”— que es esta famosa “Puerta del Sol”.
Las quejas proto-fascistas contra el hecho de que existan estos temas espirituales y de este modo dentro de la acampada…, esas quejas que tanto imperan a veces en algunas páginas en internet acostumbradas a hacer eso mismo…, son simplemente eso, protofascismo, exigiendo prácticamente incluso hasta casi el linchamiento. Lo podríamos interpretar quizá además como indicio de lo crucial que es en realidad esta “dimensión”.

Nuestro mundo exterior es la plasmación de decenas y centenares de años pensando y haciendo pensar, en nuestra civilización, que el universo es por defecto algo hostil. Ahí tenemos el resultado. Destrozo de la Tierra, de las “ganas de vivir” hacia una robotización de la humanidad…, asimilación de la vida a la precariedad o al consumo en general…, al consumo de alimentos y aire que son artificial e innecesariamente empobrecidos y envenenados… O esa captura que llamamos ciudad, urbe, donde se asocia el “progreso” con la suciedad generalizada…, o con una especie de organización de la mirada, o más bien de la no-mirada hacia eso llamado “naturaleza”; con esa no-mirada se ha ido abriendo paso, o se ha ayudado a abrir paso a una especie de organización capitalista del control de cosas como la comida, etc. (aunque en la urbe se podrían hacer muchas cosas insospechadas si no estuvieran destinadas a los automóviles como lo están); una ciudad donde millones de personas nos encajonamos en ‘celdas’, viendo la televisión o haciendo trabajar todo el rato “la mente”…, o bien “fichándonos” solitos —policialmente hablando—, en internet, proporcionando todos nuestros datos íntimos y no íntimos a las multinacionales de la información, en una centralización masiva que no sabemos hacia dónde va.

Pero recordemos, además, siempre, que no debemos echar la culpa a solamente los humanos (aunque es más general: por sí solo ya es peliagudo lo de “echar culpas”): esa es una de las grandes trampas, de las más importantes, y esencial estratégicamente. Vivimos muy poco tiempo como para poder darnos cuenta de las líneas generales de “hacia dónde va” todo esto. Es decir, estamos lejos de poder, como consciencia colectiva, mirar de frente a la consciencia que habría, realmente y de forma encarnada, detrás de todo esto.

Arriba del todo, en la cadena de decisiones o de mando que ha instaurado esta desolación llamada civilización industrial, que se repite día a día, no sabemos en realidad quiénes están, qué consciencia está ahí detrás; en esta web apuntamos hacia una información importante relativa a un engaño milenario que sería crucial “políticamente” y en la liberación más fundamental de nuestras consciencias.

Pero sabemos lo que tenemos que hacer y que lo podemos y debemos empezar a hacer “individualmente”; sabemos lo que no tenemos que pensar más, para no tener que seguir creyendo lo que se quisiera que creyéramos para siempre. Tenemos a modo de ejemplo las siguientes dos ecuaciones similares, venenosas y terriblemente falsas, cerradas, que nuestra civilización ha implementado artificialmente:

- progreso = tecnología sucia

(es decir, si quieres progreso necesitas tecnología sucia y sufrimiento: por ejemplo los chantajes de las centrales nucleares, para instalar un territorio del Miedo y quizá un futuro escenario apocalíptico que pudiera estar a la larga incluso programado)

- o tecnología = progreso sucio

(es decir, la tecnología conlleva sí o sí un progreso siempre hacia mayor destrucción, caos)


Podríamos estar quizá en el proceso de eliminar tales ecuaciones, un proceso de permacultura global que atañe a un cambio y una revelación de calibre “milenario”.

Aunque está claro: esta comisión de espiritualidad y otras comisiones, son, o pueden ser, en general, y como realmente lo es casi cualquier colectivo/comunidad que se junta, todos, siempre, terribles (insisto en que “como todos” los grupos que hacemos por defecto, como todas las “comunidades”…; no vaya a ser que se crea que mi balance de estos días es más bien negativo: para nada! Era fantástica la gente que pasó por ahí, a la carpa). Somos por defecto terribles porque enseguida se convierte casi todo en algo muy poco “sincero”, muy poco abierto, no estamos dispuestos a creernos realmente aquello de “lo personal es político” y cosas así…, se convierten pues en sitios donde buscamos desesperadadamente al cabecilla o a los cabecillas…, por ejemplo; o donde seguimos esa inercia de siempre, que arrastramos…, con esos significantes o esas dualidades típicas (teoría-práctica) que el sistema nos colocó de forma prefabricada…, con la inercia del sentido común.

Es decir, en comunidad, e individualmente, enseguida seguimos con los mismos “vicios”, y nos hacemos terribles; nos ponemos a servir en cuerpo y alma por ejemplo como esclavos para la manifestación de los egos (ello por supuesto incluso en espiritualidad, nadie se libra, pese a ser en teoría el lugar donde debería estar sobre la mesa constantemente el problema —planteado como se plantea ya allí, de una forma muy sencilla y profunda por algunos de los participantes, tal y como se hace en muchos materiales de la “nueva era”, de forma magistral…, y como podréis comprobar si habláis personalmente durante un buen rato con alguien apropiado); es decir, por ejemplo nos ponemos a hacer una especie de “deporte asambleario”, para aliviar “frustraciones eternas”, de “x” personas que estemos por lo que sea así.

La espiritualidad es entonces para mí “el lugar” desde donde realmente podemos hacer algo “revolucionario” a la “altura” de las dimensiones del cambio que parece va a acontecer (mediando o no catástrofes o “robotizaciones” finales de la humanidad).

Así que, por eso, hablemos sobre algunas posibles aclaraciones de la posible significación o “valores” que le daríamos al término, entendiendo, ya digo que no veo que haya nada más radical que “la espiritualidad”, o “el amor”.

“Espíritu” puede querer decir muchas cosas, pero si ahora desarrollamos antes un aparente “lado analítico” del tema… (antes que el “lado amor”, que es el fundamental y universal), poniéndonos más “cibernéticos”…, el tema importante para detectar su esencia quizá seguramente sea el de hablar sobre la circulación entre interiores y exteriores.

Los “espíritus revolucionarios” tienen por tradición, parece, poner el exterior por delante, como “víctimas”, por ejemplo: víctimas que reclaman que algo exterior les ha hecho algo o que lo fundamental está “ahí fuera”, para ser transformado con “la acción”.

Este espíritu-víctima, por ejemplo, y su atizamiento constante, consigue manipular aún hoy por supuesto todo tipo de movimientos…, de ingenuidades-”juventudes”…, de “vejeces”…, de lo que sea; nos rebaja a borregos que piden el pienso del día, la reforma del día; y, también, cómo no, eso se supone que sucederá en parte en el 15-M. Así, se consigue hacer perdurar las estructuras de los problemas; la estructuración de los problemas queda indemne si seguimos con ese espíritu, el que normalmente llamamos “político”.

Pero las asambleas, muchas, se supone que están también para hablar de eso. Y mientras siga esto, se evolucionará hacia ello, hacia mayor consciencia, claridad, no puede ser de otra manera. Y aquí, el tema de la espiritualidad tendrá, en buena lógica, un papel fundamental, bajo el nombre que sea (amor, consciencia…).

Siguiendo el ejemplo de la víctima: esto lo que consigue es eliminar la importancia de los interiores, pues una vezechadas las culpas, eliminamos la circulación completa, el trabajo real, que siempre involucra al interior y al exterior.

Los interiores son importantes debido a que en el fondo nuestra esencia está ahí dentro, también: está en ese interior del que hablamos. Por ahora no pensemos en la “localización exacta” de tal interior, ya que en realidad es un proceso de “apertura” a algo, a algo que, si decimos realmente lo que es, en realidad nos disonará; pero esta disonancia es algo artificial: nuestra civilización se vio configurada o programada para ello, para tal disonancia, durante siglos…; y ese “interior” tiene que ver con cierta dimensión de “verticalidad”, de abarcadura (se dice así en castellano, de “abarcar”), con la universal capacidad y modos de conexión o de desconexión con respecto a “algo” que no es “nosotros”, pero que también es “mental”.

Ocurre que tal “esencia” está ahí acompañada del resultado del proceso de interiorización en que haya consistido toda nuestra educación o nuestro acostumbrarnos a los desastres que llamamos ‘civilización’. Está ahí, la esencia, rodeada de porquería.

Hemos interiorizado toda esa porquería que nos ha hecho resonar profundamente con la concepción “Universo-Hostil”, que se nos ha introducido bien dentro y poco a poco, que hemos interiorizado, junto a todos los dispositivos del Estado-Capital, esos que se manifiestan como un espectáculo entretenido y que nos “forma” y conforma, cubriendo por ejemplo así una verdad sobre el tema:

la del sibilino imperar, sobre los dispositivos del Estado…, o sobre nuestros cuerpos y sentimientos…, el imperar sobre todo ello del megadispositivo de la Economía…, ese cuarto poder, que es una especie de consciencia sin control que nadie conoce pero que sobredetermina todos los gestos, con sus agonías y sus eternas capturas.

En definitiva, es una consciencia, hay una consciencia (pues todo en el universo lo es, este es uno de los grandes giros que implica “la espiritualidad”), sobredeterminando todo lo que hacemos para, de este modo, terminar “vendiendo” nuestra “alma” y nuestras intuiciones y sentimientos más preciados con cosas como…:

- y es que, claro, “hay que esforzarse-sufrir”,

- “porque el mundo es así”…, etc.

Porquería y más porquería, acumulada durante siglos, todo eso que interiorizamos y repetimos durante decenios para luego terminar en un “mercado de trabajo” —de paro—, resonando todos juntos en eso, dándole vida quejándonos nutriendo por ejemplo esa resonancia miserabilista imperante.

El mercado, va, por supuesto, obviamente, mal (¡está programado así!), años o siglos de porquería mental proyectada no requerían de menos.

Y todo está, como veníamos diciendo, aderezado con literales mentiras, mentiras como la de que hace falta sufrir mucho (en la escuela, universidad, el trabajo…) para ser algo, para ser mayor…, o las mentiras implementadas en la medicina convencional sobre una “naturaleza” que está todo el rato intentando atacarnos…, y por tanto obliga a defenderse del “enemigo” que está muy a menudo incluso en nuestro propio cuerpo.

Mentiras pues, como tantas que en realidad existen (y ya llegará el tiempo en que nos sorprendamos de forma brutal) también en la aparentemente neutra “educación” temprana, tan adoctrinante, desde pequeños. Una educación verdaderamente “racional y laica” como “se pide” a veces, no podría darse en las condiciones actuales del planeta, ya que habría que cambiar el mundo. No podemos hacer educación de forma separada a eso de “cambiar el mundo”.

Y esta aventura y alegría en tal proceso creo que son los mismos niños quienes más nos lo agradecerían, incluso en el momento…, y más hoy, ahora; porque imaginad lo que sería proyectar en ellos día a día confianza, amor, comprensión, en vez de “espera de recompensas”, miedos, miedo al futuro.

Los sentimientos y los cuerpos de las niñas y niños a veces son sus mejores “maestros”; la naturaleza es sorprendente, aún no tenemos ni idea de ello; el cuerpo y nuestros sentimientos son unos maestros increíbles…, si no creemos en esto, no se materializará; primero parece que hay que creer, aunque todo conspire —la escuela como lo que más— para que nos acostumbremos a creer cada vez menos en nosotros, en nuestra intuición o en nuestros sentimientos…, destruyendo y reconstruyendo así las capas que rodean a nuestra esencia, con la aplicación de lo que a veces son incluso mentiras programadas sobre “la historia” y nuestra realidad, desde muy pequeños, en las escuelas.

Y esto mismo que le pediríamos a una “escuela utópica” —pero que debería ser nuestra sociedad y en parte lo puede ser ya ahora—, esto mismo que le pediríamos, se o nos lo pediríamos la gente “adulta”, o joven, en un momento de “revolución”:

la disposición a instituir micro-mundos, a sincerarnos sobre lo personal y juntarlo con lo del otro…, ya que desde siempre lo sabemos, personal = político… y a no parar de hacer tal cosa. Una disposición a “cambiar de rumbo” la vida…, cuando nos juntamos en Sol, o donde sea, en estas condiciones “nuevas” o que podrían ser nuevas…, y tras aquello que, de repente, un día vino como de la nada.

¿Cómo si no vamos a conseguir lo que deseamos tantos…, algo así como “instituir de nuevo” y de raíz todo esto…, o bien miles de procesos instituyentes por todo el mundo, si no somos capaces de levantarnos las costras que el sistema nos impone inercialmente, con sus afanes de reconocimiento, los miedos a la supervivencia, etc.?

Espíritu en definitiva es lo que se ha manipulado, en el humano, secularmente, de mil maneras. Es nuestro “centro”, y por tanto aquello donde habrá que apoyarse para “descentrarnos”.

Ese tal gesto de “descentramiento” ha tenido mil formas y ahora vivimos en una especie de matriz-matrix-rejilla constituida por cosas como…, obviamente…, la religión.

La religión distorsiona la “espiritualidad”…, y lo hace —y expande tal cosa desde nuestras latitudes— pues aquí, en “occidente” no hay mucha “práctica corporal”, es decir, todo lo relativo a la “mística” y/o las prácticas espirituales elaboradas…, que son en realidad quizá la base que después distorsionan las religiones…, no impregna casi nada los estratos que administran ese espíritu distorsionado por las instituciones religiosas.

La religión distorsiona y manipula las consciencias y a todos esos “anhelos” inevitables, humanos, esenciales, únicos para cada uno pero universales, que si no se han sentido (no se recuerdan, quiero decir) supongo que sonarán a chino. La religión los mezcla por ejemplo con la culpa, el miedo…, con grandes dioses patriarcales castigando. Convertir el fenómeno espiritual en algo relativo a divinidades justicieras parece la maniobra más brutal de la historia de la mente(cuerpo) colectiva.

Hay que decir esto claramente. Y después…, sí, por supuesto, en general podemos decir rápidamente…: “la religión es espiritual”; pero como “todo” y “nada” lo es —¿qué uso del verbo “SER” sería, por cierto, ese?

¡”Todo-nada es espiritual”! ¡Pero también a la vez porque todo en este mundo conspira a su manera para deformar la espiritualidad! Así, tenemos dos formas de ver, más o menos dos formas “políticas” de ver, esa frase del “todo es espiritual” —y parece que nos deberíamos acordar de esta dualidad para siempre.

A veces, el desarrollar ese giro espiritual cuesta muchos años y mucha apertura, si se necesita: por ejemplo, en mi caso, una de las cosas que ha debido suceder es la “desprogramación” total de muchas trampas y mentiras, como la trampa de la política en sentido clásico, en sentido no emancipatorio. La política clásica hoy se manifiesta aún por ejemplo en el “ciudadanismo” aparentemente imperante; esto nos plantea un obstáculo aparentemente irrebasable, pues lo que hay que cambiar es muy simple, tan simple que no cabe en las estructuras heredadas: tenemos que dejar de hacernos daño por dinero, dejar de “acomodar a la gente a estas estructuras” viejas por dinero…, es decir, de someter-”acomodar” a los alumnos, a los pacientes, dejar de envenenar-acomodar a “los clientes” o a la tierra…, por dinero…, dejar de recrear la concepción “universo-hostil”, o de recrear el “paradigma del esfuerzo” por dinero…, dejar de hacer toda esa basura que hacemos “por dinero”…, para “sobrevivir”.

Esto es terriblemente sencillo de hacer, tanto como sencillo es de decir: el amor es lo más simple y con lo que podemos llegar más lejos.

La esencia de la relevancia de la espiritualidad, y quizá por tanto el porqué de que levante tantas ampollas…, sería el hecho de ese “cambio civilizatorio” enorme, que vamos a ver, y de que tal cambio enorme del exterior va parejo al del interior.

¿Y cómo se da tal cosa, cómo así? Porque la verdad juega un papel muy importante aquí, ya que literalmente todo loconvencional está montado sobre presupuestos falsos o sobre medias verdades irrisorias, como ya hemos comentado: la medicina convencional…, la historia…, la utilización del concepto de “energía”, etc. Todo está montado así, sobre enormes falsedades y trampas.

El cambio es enorme, un cambio de civilización que sentiremos y aprenderemos a creer desde nuestros interiores liberados día a día de la porquería. Pidamos lo que sea, reformas y procesos re-instituyentes…, pero pidámonos también por favor una cada vez mayor apertura a todo esto que contamos aquí arriba. ¡”Re-instituid” o re-instituyamos el “pueblo”, la gente, también! ¡Podemos hacerlo, ser otra gente…, podemos crear un mundo tras dejar de creer en las simples y fatídicas mentiras de este! ¡El Universo no es hostil por defecto!

Un cambio ya ahora podemos darlo todos cobrando consciencia (eso es devenir espiritual, en parte, devenir universales, devenir cosmos) de las enormes dimensiones, milenarias, del cambio posible, en todas las partes de lo que entendemos que conforma nuestro “mundo”…, “mundo” en tanto que esa especie de rejilla-matrix, fundada de forma radicalmente errónea, y fundada en parte para machacar nuestra esencia, nuestro espíritu, para cortarnos con respecto a ellos:

gran parte de lo político y lo científico también sirven para ello, por mucho que nos cueste aceptarlo tan “en general”…, puesto que estamos hablando de etapas que son prácticamente “eras”; la religión, como ya dijimos, también sirve para ello…, y, cómo no, el megadispositivo capturador de nuestro querido cuarto poder global o consciencia perdida en la sombra: La Economía.

Solo una espiritualidad-amor auténticos —y amor por la verdad, también, hasta llegar a lo más simple si hace falta…—, cultivados cuidadosa y libremente…, y por todos y cada uno de los corazones del planeta…, solo eso podrá, creo, liberarnos de los chantajes actuales y de los engaños futuros.

Y quizá lo más importante aquí vaya a ser que no nos olvidemos que seguramente van a ser “otros” quienes nos digan —quizá tras alguna catástrofe-guerra o algo por estilo, o quizá no—, que somos nosotros ya, hoy, los “elegidos”…, es decir, que quizá se nos adule construyendo “desde fuera”, desde ese exterior aún no “limpio”, algo que pretenderá ser “nuestra” espiritualidad.

¡Pero que no ocurra tal cosa! Que no nos digan desde fuera: “ya os habéis despertado”, mientras se nos cuela por detrás un estado robótico…

No dejemos que manipulen lo inmanipulable…, lo que solo podemos en realidad alcanzar nosotros con nuestra apertura a otra percepción, otra vibración, otra alegría por estar aquí vivos y despiertos hacia nuestro cuerpo y la tierra bajo nuestros pies descalzos…, y abiertos también a un universo, un cosmos, del cual en realidad no conocemos nada debido a un conocimiento artificialmente anulado con el fin de sujetar nuestros espíritus en este planeta, mientras, por ello y con tal gesto…, a la vez…, conseguimos “destrozarlo”. ¡No hay ecología posible sin un devenir cósmico, un devenir cosmos!

Es muy sencillo , todo va a ser una sociedad de servicios, pero de servicio al Amor, porque, en esa verdad universal que creo que aparece por doquier en múltiples tradiciones, «la Fuente Original», «el Big Bang» si queréis, es decir, la Diosa-Dios…, es Amor. El Todo es Consciencia, el Todo es Amor. Estamos unidos a eso, estamos en la Fuente, por mucho que nos corten de ahí durante milenios.
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Un comentario más sobre el tema:
este comentario lo hice en el marco de una discusión sobre la importancia de la espiritualidad a cuento del “cambio social”:

La religión es un método milenario de distorsión de la “espiritualidad”.

La religión es una política de “amansamiento”, de “encarcelamiento”, de humanos y de la espiritualidad humana…;
uno de los mayores “crímenes” que tenemos instalados en la mente colectiva es, creo yo, por decirlo así, la ecuación que iguala religión y espiritualidad.

“La religión”, en su versión que quiere imperar desde hace mucho (digamos: judeo-cristiana), asocia lo más “sagrado” (la fuente con la que un día de repente nos podemos sentir (y esto es “físico”) bien conectados) con un “dios” patriarcal y culpabilizador, castigador, etc.

Esto es una maniobra política de primer grado.

Así que uno de los cometidos de “la religión” fue, parece, eso de que nos estuviéramos pegando tanto tiempo; pegándonos, aparte de primero nosotros mismos, uno mismo con uno mismo… (con el tema de “la Culpa”)), aparte de eso, obviamente “entre nosotros”;
y “la espiritualidad” es justo “lo contrario”, es lo que impediría que nos atizáramos defendiendo visiones de lo que de todas maneras nos une (haber salido todos y todo en realidad de la misma Fuente! ¡y poder sentirse físicamente conectados a ella e incluso “extraer” cada vez más “cosas”!).

La religión hace sistema con los demás elementos de nuestra sociedad moderna (ciencia, economía, etc.) para crear una Matrix de aborregamiento donde nos auto-encarcelemos solitos y luchemos por ese autoencarcelamiento día a día (casi por el mero respirar en una sociedad llena de dispositivos de captura, a veces “muy tecnológicos”).

Nuestro “despertar”, hoy, para mí solo puede tener que ver con desprogramar esta matrix-sistema que ha sido configurado durante siglos y siglos. Y ello primero en nuestras consciencias, pues parece que no puede ser de otra manera. Es por eso por lo que los actos de meditación como el que comentaba Mar serían no solo importantes sino cruciales.

La “espiritualidad” tiene que ver con fenómenos muy muy reales…, que ahora son, en esta época, además, de “nivel cósmico”;
y es en el fondo solamente por eso por lo que tenemos tanto ruido ambiente con el 2012…:
es porque realmente estamos cada vez más en una especie de “nuevo universo” en cuanto a “radiaciones” y a lo que ellas en teoría posibilitarían (por ejemplo, los chemtrails…, es decir, eso que se distribuye en las estelas químicas en el aire, por compañías privadas (y que ha sido denunciado oficialmente por “ecologistas oficiales” hace tiempo (www.etcgroup.org/es)), eso, digo, parece que se realiza principalmente para “desconectarnos” de este cambio enorme).

Hablando “cibernéticamente”, la espiritualidad tiene que ver con la circulación entre interiores y exteriores. El interior es la dimensión vertical, de “lo que abarca”, lo abarcante, lo que integra capas inferiores de materialidad…, como vendría a decir K. Wilber (muy “utilizable” para algunas cosas):

estamos aquí “vivos”, conscientes, en el universo, y por lo tanto de hecho ya nosotros mismos, nuestros cuerpos-consciencias, abarcan todos los niveles “inferiores”; no solo “somos protones”, moléculas, etc., sino que “comprendemos” todas esas cosas meramente ya siendo, en tanto que ya-aquí-vivos.

Esa dimensión, tan difícil siquiera de expresar y de que quizás “se entienda”, a veces, es tan simple como eso, pero toda nuestra sociedad parece como configurada para obviar lo obvio y lo más vital (en general la espiritualidad siempre tiene que ver también con prácticas corporales y “de consciencia”, que son a veces la base de la “maduración” de una especie de “cuerpo” que se va abriendo o intentando abrirse a cada vez más “dimensiones”).

Toda nuestra civilización moderna, al menos quizá en el sentido común más compartido, parece como enfrascada en hacer un “aplanamiento” de todo, en suprimir la dimensión “vertical” real, la de aquel “abarcar”…, y ello por el hecho de tener en cuenta, para empezar, solo “los exteriores” (con el…: “y luego ya hablaremos o ya haremos”…, nosotros, “los modernos”…, las relaciones entre esos exteriores de nuestra “realidad física”, o reduciremos-proyectaremos todo “lo interior” al plano de lo exterior…).

El hincapié en “primero ciencia”, primero “método científico”…, o el hincapié en el para mí tan terrible…:

“primero hagamos sociedad con las necesidades básicas” cubiertas…, y luego ya se verá…,

todo eso es “más de lo mismo”, y son clarísimas “trampas” para cualquier movimiento a la altura del cambio que viene sí o sí (y a la altura de las revelaciones que vienen).

Se dibuja un mundo completamente diferente y mucho más libre solo con ver las cosas que “la ciencia oficial” ha suprimido, sistemáticamente, de un tiempo a esta parte:
- las relativas a la llamada “energía libre”, o
- en medicina, en occidente mismo, con el dr. Hamer, Ryge Geerd Hamer…,
- y no digamos ya en “historia”.

Parece a veces que nos falta por hablar o decir con más énfasis algo que es mucho más básico de lo que nos podría parecer, en este universo, incluso a nivel físico:
la necesidad básica fundamental es el Amor.

Esto es más “físico”, ya digo, de lo que parece…, quiero decir, además, también en el sentido si queréis “científico”.

El amor es como, digámoslo así, un “vector” que también (que básicamente en realidad) “dirige” (por ser “lo que tiene que ver con lo abarcante”…, por tener que ver directamente con los fenómenos de aquella “dimensión vertical”…, la de “abarcar-integrar”), que “dirige”, decíamos, la conexión entre “dimensiones-capas”; conexión que, en realidad, toda nuestra Matrix se ha confeccionado para en cierto modo “tapar”, distorsionar, etc.
Es así de sencillo.

Estamos hablando entonces de “física”, pues, pero suena esotérico (nuestras mentes están demasiado acostumbradas a lanzar etiquetas: “esotérico”, “magufo”, etc.), suena así simplemente por lo dicho:
estamos condicionados por una Matrix milenaria que tiene además un objetivo político milenario:
sujetar al humano y “prohibirle” su ser “multi-dimensional”.

Sí, suena muy raro, pero…, como se suele decir, siento una enorme necesidad de comunicar sobre esto, y obviamente todo el mundo tenemos el derecho de al menos oír esta “versión del Universo”…, la que fue en realidad “suprimida”.