La mayoría de nuestras actividades cotidianas se centran alrededor de
uno mismo, se basan en nuestro punto de vista particular, en nuestras
experiencias e idiosincrasias particulares. Pensamos en términos de
nuestra familia, nuestro trabajo, lo que deseamos alcanzar, y también en
términos de miedo, esperanzas y deseos. Como es obvio, todo esto es
egoísmo y genera un estado de aislamiento, como se puede ver en nuestra
vida diaria. Tenemos deseos secretos, ambiciones e intereses ocultos,
nunca estamos profundamente relacionados con nadie, ya sea nuestra
esposa, esposo o hijos. Este asilamiento es también el resultado de
evadirnos del aburrimiento cotidiano, de las frustraciones y
trivialidades de nuestra vida diaria. Así mismo, es una causa de los
diferentes escapes de esa tremenda sensación de soledad que surge en
nosotros cuando de pronto sentimos que no tenemos relación con nada,
cuando todo parece distante y no hay comunión, no hay relación con
nadie.
- Krishnamurti, Obras completas, tomo XIV