RECETA DE SIR KEN ROBINSON
La buena educación
Lo suyo es comunicar. Y su mensaje, el que ha llevado con éxito por el mundo, es que los colegios están matando la creatividad. El autor del Reporte Robinson, texto de educación considerado por The Times como clave para enfrentar al siglo XXI, pasó por Chile y se sentó a conversar sobre su vida, sobre vivir con pasión y sobre cómo se debe dar la misma importancia a la creatividad que a la alfabetización. El hombre del bastón, rubio, pálido, se sube al escenario de conferencias de la feria tecnológica Conecta 2010. Comienza a hablar, y en cinco minutos y tres chistes tiene al público comiendo de su mano. Ken Robinson, nombrado Caballero en 2003 por sus contribuciones al mundo de las artes, la creatividad y la educación, da para el público chileno una de las tantas charlas que lo han hecho una celebridad intelectual mundial.
Habla sobre que no viene a decirnos cómo solucionar el problema de la educación, sino que a dar opiniones. Dice que vivimos en tiempos de revolución, que el futuro es impredecible y que no estamos formando a los niños para ese reto. Que nuestros sistemas educativos estandarizan las cualidades personales.
De la audiencia preguntan cómo ha aplicado todas estas teorías en su vida, con sus dos hijos.
- Con mi mujer, Terry, hemos tratado de ser consistentes, buscando colegios que sean los apropiados para cada niño. A nuestra hija, en un momento la cambiamos por diferentes establecimientos. Cuando cumplió 16 años, sentimos que el colegio no era lo que le funcionaba a ella en particular, no le estaba yendo bien y podías ver cómo se extinguía la luz de sus ojos por esto. Le dijimos que por qué no lo dejaba. Sir Ken cuenta que le ofrecieron a su hija salirse, trabajar, quizás ir después a un Community College, una especie de institutos de educación superior. Kate trabajó en una productora musical, en una empresa de tecnología, y eventualmente decidió ir a la universidad. Pasados unos años, fue hasta sus padres y les dijo que quería hacer por otros jóvenes lo que el colegio no había hecho por ella: hoy es profesora en Nueva York.
Su charla termina, y se pone a un lado de la tarima a firmar copias de su libro, El Elemento, donde ha plasmado varios de sus postulados. Hay tanta gente, que se decide que seguirá firmando después de la presentación siguiente, de Ariana Huffington, quien entra sonriente, se le tira al cuello, se saca fotos con él, y las sube a su twitter.
Las charlas terminan y una fila enorme de personas lleva media hora esperando de pie, libros en mano, a Sir Ken Robinson para su firma. Está en eso por cerca de 45 minutos; luego parte al edificio Telefónica, donde almuerza con los rectores de universidades nacionales, desde Andrés Benítez al sacerdote Fernando Montes.
Cuando todos ellos han terminado de pedirle que les firme sus varias copias de El Elemento, Sir Ken Robinson se sienta en un sillón, acomoda sus piernas y se larga a hablar de cómo fue que se transformó en esta especie de superestrella del mundo de las ideas.
CRECER EN LIVERPOOL
Nació en Liverpool en 1950, en una casa de clase media con siete hermanos. Aunque los niños nunca lo sintieron, los padres de Robinson pasaron dificultades financieras para salir adelante en la Inglaterra de posguerra. Su padre, quien había dejado atrás los sueños de ser futbolista por trabajos que dieran más dinero, terminó trabajando en construcciones con acero y en el puerto. Puso en el pequeño Ken todos sus sueños de fútbol; habría sido un orgullo que alguno de los niños terminara jugando en uno de los dos clubes de la ciudad, Everton y Liverpool. Ken demostraba coordinación y ojo para la pelota los fines de semana que su padre lo sacaba al parque a jugar desde muy chico. Hasta que el niño cumplió cuatro años, y contrajo polio.
-Estuve en el hospital por ocho meses. Al principio estaba completamente paralizado, pero después algunas cosas comenzaron a volver. Cuando salí estaba con muletas y tenía una silla de ruedas. Pero era muy tierno. Tenía el pelo largo y rubio, ojos azules, y hablaba con seseo. ¡La gente desfallecía frente a mí! -dice, con humor-. Eso fue lo que me detuvo, pero es interesante, porque si no hubiera estado enfermo quizás qué estaría haciendo ahora; tendría un bar deportivo en Liverpool, o estaría en Nueva York, lleno de medallas, recordando los buenos viejos tiempos.
-O podría estar casado con Victoria Beckham-Exacto. Bueno, lo que pasó entonces fue que mis padres, aunque no habían ido a la universidad, tuvieron el gran sentido de enfatizar la importancia de la educación para mí. Me forzaron a estudiar, aunque no era algo que me atrajera naturalmente. ¡Soy muy sociable! Y teniendo siete hermanos, cuando estudiaba siempre había un grupo de gente riéndose. Mi hermano tenía una banda de rock y ensayaban en la pieza del lado de donde yo estaba practicando mi latín. Lo que he hecho con mi vida no lo habría hecho si no hubiera pasado todo esto.
Cuando tenía cerca de 12 años, la familia tuvo que dejar Liverpool por una casa en el campo: su padre tuvo un accidente en el trabajo, se quebró el cuello, y quedó cuadrapléjico. Ken Robinson recuerda que su padre no perdió su rol como pilar de su numerosa familia. -Nunca se convirtió en un tema de "anda a sentarte un rato con tu papá", simplemente querías estar con él. Recuerdo tener 15 años, y estar con toda mi familia mirando la televisión, y congelar el momento; supe que llegaría el día en que no estuviéramos todos ahí. Y no quería que eso pasara.
Eventualmente Ken Robinson dejó la casa materna; estudió Inglés y Drama en la universidad de Leeds. A los 22 años, una vez terminada la universidad, se encontraba en Londres, solo, recién saliendo de un pololeo de dos años. Mientras tomaba una cerveza, decidió que era una época única: no tenía responsabilidades, ni deudas, ni hijos. Podía hacer lo que se le daba la gana. Y lo que él quería era un doctorado, por ninguna razón mayor a que sonaba difícil y demandante. Consiguió una beca y comenzó a investigar la importancia del teatro en la educación en la universidad de Londres.
Publicó un libro al respecto, llamado Learning through Drama, y estaba viajando por el país haciendo talleres sobre el tema en colegios, en 1977, cuando volvió por unos días a Liverpool, justo cuando la salud de su padre empeoraba. Iba a impartir un curso, pero había pocos inscritos. Llegó al colegio de la charla, y dijo que con menos de 15 personas no podía hacerlo, esperando poder irse al hospital para ver a su padre. Esto hasta que por la puerta entró una morena hermosa. Aunque llegaron sólo 12 personas ese día, Ken Robinson impartió el curso sólo para poder conocer a la mujer que entraba por la puerta, Terry.
-Yo tenía puesta una chaqueta que encontraba muy groovy, pero ella pensó que era terrible. Yo usaban un anillo plateado pensando que era muy cool, y ella pensó que era lo más nerd que había visto en su vida. Dije que hablaría por una hora, hasta el coffee break, y ella pensó: "Oh Dios mío, ¿va a hablar una hora entera?". Pero siempre dice que al final de esa hora se había enamorado de mí. Salieron juntos. Ese mismo fin de semana murió su padre. Ken Robinson siguió de giras, y pasarían meses antes de que él y Terry, profesora de teatro, se reencontraran. Lo hicieron y llevan 33 años juntos, 28 casados, y dos hijos. Hace diez años se trasladaron a Los Angeles, donde hoy viven siendo Sir y Lady Robinson.
Él, además de dedicarse a la academia y educación, se dio cuenta de que tenía un gran talento para hacer charlas y enganchar a la gente. Decidió que lo suyo era comunicar, y hoy vive haciéndolo, además de ser profesor emérito de la Universidad de Warwick. También lideró en 1998 una comisión en creatividad, educación y economía en Gran Bretaña, cuyas conclusiones son hoy conocidas como el "Reporte Robinson", considerado vital para enfrentar los desafíos del nuevo siglo según The Times. Es una estrella de la academia, que desde 2006 se convirtió en una estrella de internet también.
EL ASESINATO DE LA CREATIVIDAD
En 2006, Sir Ken Robinson fue invitado a las TED talks, una serie de conferencias anuales donde se presenta lo más granado del mundo de las ideas. Hasta entonces las charlas se entregaban a los asistentes en DVD, pero ese año probaron subir un par al sitio web, y la de Sir Ken, llamada "¿Los colegios matan la creatividad?", fue una de las elegidas para el plan piloto. Hoy ha sido bajada cerca de 5 millones de veces y vista por 200 millones de personas; Sir Ken Robinson se transformó así en un fenómeno viral.
Ahí planteó que hay evidencia extraordinaria sobre la creatividad humana, que todos los niños la tienen y la usan porque no les temen a los riesgos. Para ejemplificarlo contó una anécdota que ocurrió en el colegio de su hijo, cuando éste tenía cuatro años, durante la función de la obra de Navidad. Aparecieron los tres niños que interpretaban a los reyes magos. "Traigo oro", dijo uno. "Traigo mirra", dijo el otro.
"Frank envió esto", dijo el tercero.
-Los niños toman riesgos, porque no están asustados de equivocarse -dijo entonces Sir Ken.
-No digo que equivocarse es lo mismo que ser creativo, pero sé que si no estás preparado para equivocarte, nunca se te va a ocurrir algo original.
Los postulados de Robinson se resumen en que el mundo del futuro es cada vez más incierto; y que se supone que deberíamos estar educando a los niños para vivir en este mundo que no podemos ni imaginar. Dice que para estos propósitos la creatividad es tan importante como la alfabetización.
El problema que ve es que cuando los niños llegan a la adultez han perdido su infinita capacidad de innovación. Remarca que todos los sistemas educativos alrededor del mundo tienen la misma jerarquía: arriba están las matemáticas y el lenguaje, y abajo las humanidades. Que este modelo de educación pública nació en tiempos de la revolución industrial, porque lo que quedaba arriba era útil para encontrar trabajo.
Dice que los colegios se han transformado en una eterna antesala de preparación para la universidad. Pero, explica Sir Ken Robinson, hoy más que nunca un título universitario no es sinónimo de encontrar trabajo.
Postula que hay que revolucionar los colegios con clases creativas, que hay que cambiar radicalmente la visión de inteligencia que manejamos: no sólo son aptitudes académicas, sino que la inteligencia humana es diversa y dinámica.
En 2009 lanzó su libro El Elemento, donde expande sobre estos postulados usando varias historias reales. Desde Matt Groening, el creador de Los Simpson, al matemático y premio Nobel de Economía Paul Samuelson, hasta el gimnasta y medallista de oro Bart Conner, fueron entrevistados por Robinson sobre su vida escolar. Por lo general ninguno encajaba en el típico molde académico, y hablan de cómo descubrieron su pasión y cómo ésta, acompañada de un talento natural, les transformó la vida. Esa suma de capacidad y vocación es a lo que Sir Ken llama "El Elemento".
Para él, nuestro sistema de educación anula la individualidad de los niños, tomando en cuenta sólo las aptitudes académicas como inteligencia. Dice que deberíamos pasar de este sistema "Industrial" a uno de "Agricultura"; si se piensa en que los seres humanos pueden hacer florecer sus capacidades, los colegios deberían crear las condiciones para que éstos crezcan a lo que deben ser.
Y asegura que esto es posible no sólo en países desarrollados, sino que también en países como el nuestro.
-Cuando yo conocí a mi esposa, ella estaba haciendo clases en un colegio de bajos recursos en Liverpool. Tenía a 42 niños de 10 años en la clase, y estaba aplicando todos los principios del teatro, del arte, de la música, y un acercamiento creativo a las ciencias. Fue un gran éxito, porque en realidad es en estas situaciones donde necesitas más creatividad porque tienes que enganchar a los niños, tienen que sentir que esto importa. Si no sienten razones importantes para estudiar, simplemente dejan de hacerlo.
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"Si no estás preparado para equivocarte, nunca se te va a ocurrir algo original"
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Robinson dice que El Elemento es la mezcla de habilidades naturales y pasión.
Entrevista Diario El Mercurio, Revista del Sábado, 26 Diciembre 2010